Resulta
que todos los centros educativos de la Comunidad reciben libramiento de fondos
para sus gastos de funcionamiento. Hasta aquí, nada fuera de lo común, salvo
que la Junta de Castilla y León no es
capaz de cumplir su propia normativa, con lo que se convierte en la empresa
‘tonta útil’ que más daño hace a la Comunidad.
Lo que sí llama la atención es que en 2003 la entonces Consejería
de Presidencia y Administración Territorial publicó una Orden regulando el
régimen jurídico de la autonomía en la gestión económica de los centros
docentes públicos no universitarios. Claro que, pensándolo bien, sirve de poco
esa regulación desde el momento que regula la justificación de los gastos y no
dota de dinero a los centros. Acabarán
los profesores sin cobrar, ya lo verán; la calefacción de los centros habrá que
encenderla a voces y la luz a bofetadas. En su día ya lo adelantó, Miguel Gila, al llevar al niño al colegio
pero calentándole en casa.
Esa orden que hoy nos ocupa y que tanto
ridiculiza a la actual consejera, también establece
que los libramientos de los gastos de funcionamiento se efectuarán antes
del 1 de marzo y del 1 de noviembre, pero… nada de nada. Ha pasado el
1 de noviembre y los centros educativos
no han recibido el libramiento en la cuenta corriente operativa de cada
centro. Y lo que es más grave: nos dicen desde la Tesorería General que no se
recibirá porque no hay dinero. Eso es condenar a los centros al cierre y a no
pagar a los proveedores. Es decir, la Junta de Castilla y León fomenta el
cierre de empresas en la Comunidad. ¿Se puede ser más incompetente? ¿Puede un
Gobierno regional reunir mayor desvergüenza en su seno?
Estamos ante la punta del iceberg, porque en 2011 ya se recortó un 41% el importe
de gastos de funcionamiento de los centros educativos. El crédito que nos
merece esta gente es nulo, por eso no entendemos que en Castilla y León se
hayan tirado tantos votos para que dormite el PP. Acabará haciendo trata de
cuanto le convenga. Tiene el cheque en
blanco de la ciudadanía. Tal vez tengamos lo que nos merecemos.